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Walter Gastelo Gastelo |
GOOOL AL CÁNCER,
LIBRO DE
WALTER GASTELO
Acaba de ser
publicado un libro de reflexión y esperanza sobre la salud. Se denomina GOOOL AL CÁNCER, escrito en verso, 558
décimas o espinelas. WALTER GASTELO
GASTELO es el autor del referido libro. Expone las vicisitudes por que ha
pasado durante el tratamiento especializado en búsqueda de librarse de la
neoplasia o el cáncer. Lo más interesante es el alivio que encontró el autor.
La exposición está matizada de las respectivas anécdotas. La obra conforma un
claro mensaje de prevención, dirigido al pueblo que se halla expuesto a
contraer este tipo de mal terrible.
Prologa, GOOOL Al CÁNCER, el maestro, poeta, narrador y crítico literario
José López Coronado. La obra ha sido estructurada en capítulos o tiempos como
un Partido de Fútbol, en honor del deporte que contribuye a una salud de
calidad, y en alusión al autor, quien durante su vida laboral se desempeñó como
árbitro de Fútbol de la Asociación Chiclayana de Árbitros de Fútbol, titulado
por la Federación Peruana de Fútbol. Los capítulos tienen una ingeniosa
secuencia: Primer y segundo tiempos del Partido, primer y segundo tiempos suplementarios,
definición por penales, con diferentes temas en cada uno de ellos. Termina en
un anexo de comentarios a la valiosa producción literaria de Walter Gastelo
Gastelo.
La trascendencia del tema expresado en
décimas provoca leer y volver a leer esta obra literaria.
MARIO GASTELO MUNDACA
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Víctor Díaz Monge |
VÍCTOR DÍAZ MONGE, PALADÍN
DE LA NATURALEZA
Por
Mario Gastelo Mundaca
Amigo
lector. De quien voy a decir algo, es profesor en Biología y Química, cesante;
poeta, narrador y ensayista ferreñafano,
Víctor Díaz Monge.
Con
hidalguía se puede afirmar, de todos los poetas de la región Lambayeque, y tal
vez del Perú, quien más ha escrito poesía
de literatura infantil y juvenil es Víctor Díaz Monge, en poemarios, cuentos,
novela corta y ensayos atrayentes.
Defensor,
pleno, del hombre/la naturaleza y sus leyes. Lance, que lo llevaron a escribir poemas
repetidos de un mismo tema que constituyen incluso poemarios completos
tales como La ronda del girasol/2003, La madre, La cometa,
Colibrí, Abejas, Arcoíris. En todos ellos incluye la terminología
científica que no es ajena al habla del pueblo. No elude la problemática
social, causadas por el sistema capitalista neoliberal hoy globalizado...
Ahora, ¿por qué ha versado de una sola entidad? Se ha valido de la “Teoría del
extrañamiento” Este procedimiento existió en la literatura siempre, pero Víctor
Shklovski lo describió y le dio nombre. O sea. A un objeto se le puede poetizar
ciento de veces según el momento emotivo, espacio y temporal, y capacidad
cerebral.
En
todos sus trabajos literarios hace evocaciones de raíces creativas, expresa su
visión vivida. El mensaje de su obra es sui géneris por la estructura
científico-social. Se adelanta ser un paladín de la Naturaleza respecto al
calentamiento global y transgénicos con los primeros poemarios Panal de melodía (1980), Cantares a la
naturaleza (1981).
Los interesantes
ensayos sobre Pedagogía de la sexualidad
integral (1989) que tratan sobre la reproducción sexual vegetal
análoga a la humana. Y también en los ensayos de Moléculas
físicas y químicas (1986) adonde considera el Arte-ciencia como un hecho
integral en la creatividad y enseñanza y aprendizaje.
Del
poemario La ronda del girasol, he aquí
un poema:
MULTIFLOR
GIRASOL
En
tu ajedrez multiflor…
El
susurro de abejas
son
besitos mielumbre,
fuerzas
labran sin quejas
dignos
suspiros de lumbre.
Arde,
arde verde de farol,
madurando
certidumbre
las
carcajadas del Sol.
Junio de 2016
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CANTAR DE CIMA
Por
Mario Gastelo Mundaca
EL 30 de marzo de
2016 se ha publicado el libro de poemas en décima espinel CANTAR DE CIMA del
acreditado autor literario ANTONIO ESCOBAR MENDÍVEZ. La publicación estuvo a
cargo de la empresa editora Papel de
Viento Editores, Trujillo-Perú, representada por el poeta Alejandro
Benavides Roldán.
Este libro tiene 89 poemas, ordenados en siete cantos. Antecede al cuerpo de la obra, una
Reseña-Prólogo, redactada por NIEVES MARÍA MERINO GUERRA, escritora, Gran
Canaria, España. Dice ella, al comienzo de su amplia redacción:
“Estimados lectores:
Estáis frente a un libro de poemas
excepcional, ante el que me inclino y entro descalza, como en tierra sagrada:
así es el alma, la esencia, de quien es y cómo siente nuestro gran poeta y
autor Antonio Escobar Mendívez. Es sublime.
Hacía años que no leía un libro de poemas,
exclusivamente en Décima Espinel. (Quizá porque en España, hace tiempo que la
poesía se orienta más hacia el verso libre, o verso blanco). Lo cual me ha hecho
revivir poemas leídos y escritos en mi etapa de estudiante en literatura, y
como lectora insaciable en mis ratos libres.”
Concluyo esta
glosa, transcribiendo una décima de Cantar de Cima, página 216:
“Siga moviéndose el mar
con cardumen de
sardinas
y las estrellas divinas
aumente su titilar.
La campana al repicar
con su voz de plañidera
guiñará a la primavera
para hacerla estremecer
y así volver a nacer
el día que yo me muera”.
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PEDRO VERANO
Por:
Mario Gastelo Mundaca
De
recordación especial es WALTER ARMANDO FERNÁNDEZ MUNDACA o PEDRO VERANO (seudónimo
literario más conocido).
Nace el 3 de setiembre de 1941 en San Juan de Licupís
(Chota, Perú), y fallece (antes de tiempo) en Lima, abril de 1971.
Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional “San José” de Chiclayo.
Posteriormente, en este mismo colegio ejerció su profesión docente. La
Universidad Nacional de Trujillo le otorgó los títulos de Profesor de Educación
Secundaria en las especialidades de Lengua y Literatura y de Inglés.
Como poeta fue
premiado en los siguientes certámenes:
A) Juegos Florales Internos de la Universidad Nacional de Trujillo 1965, con el
poemario El Retorno; B) Juegos Florales de Poesía 1967 de la
Universidad Nacional de Lambayeque, con La
Fuente y el Poema; C) Juegos Florales de la Universidad de Piura 1970, con
el poemario Playa Solitaria (premio
póstumo).
Sus obras editadas:
Playa Solitaria (poesía,1971), Diciembre (poesía, 2007) y La Venganza del Amor, cuento publicado
en la Revista Cultural “LICUPÍS”,
Edición 2007, pág. 10 a 12.
La Promoción sanjosefina 1971 “Walter
Armando Fernández Mundaca”, que auspicia la publicación del segundo libro
mencionado, dice en el reverso de la portada:
“En homenaje póstumo la promoción 1971 que lleva su nombre, del colegio
‘San José’, relieva y resalta su permanencia como hombre cabal, su
trascendencia como ser sensible, con mucha espiritualidad y una candidez
espontánea, propia de los niños, su gesto tierno habita en cada espacio de su
ser, siendo este manojo de poesías denominado ‘Diciembre’ un regocijo para nosotros sus alumnos y familiares”.
He aquí algo de la poesía y cuentística de Pedro
Verano:
POEMA
Poesía
dadme
el relámpago
tenaz
de la alborada,
para incendiar
de auroras
el pecho
de mi pueblo.
GAVIOTA
Gaviota:
llévate
mis penas
mar adentro
donde muere
la vida,
Llévalas
tras la tarde
de este día
a no volver.
Y déjame
por siempre
tu soledad
alegre
de no esperar
a nadie.
INFANCIA
Entre las
callejas
se oyen
ya las rondas.
A lo lejos
la luna
se despierta.
Sopla el viento.
En el aire
se conjuran
un canto y una
pena.
¿Quién vendrá?
Sí, Armando:
es tu infancia.
LA VENGANZA DEL AMOR
(cuento)
-Desde la primera vez que te vi me
enamoré de ti.
-Calla cholo zonzo,.. ¡gafo!
Ella corrió, y
abriendo de golpe la puerta grande de un chalet violáceo entró en éste,
cortando bruscamente las frases galantes de Anselmo Mayta.
Aquel día era
domingo. Día de estrenar vestidos y de pasearse en el Parque Principal. Y fue
allí donde Anselmo la conoció. La estaba mirando toda la tarde y la siguió
cinco cuadras, hasta que se atrevió a hablarle. ¡Zonzo! le dijo, ¡gafo!
También; hermosas palabras, sin embargo, para su corazón enamorado.
La calle estaba
solitaria y apacible. Uno que otro peatón la cruzaba. Anselmo se quedó
transido, mirando el edificio violáceo donde la vio entrar. Era hermoso con sus
balcones de jardines y sus ventanas grandes con persianas que parecía un
palacio. -Estará sola- pensó -me estará mirando por la hendija de aquella
ventana… mejor me voy-. Metió sus manos en los bolsillos y se puso a caminar.
La tarde, sobre
la ciudad, iba tendiendo su velo…
-¡Naranjas, naranjas, a cincuenta las naranjas!
¡Vengan por acá, vengan a las naranjas!
Anselmo trabajaba en la parada. Vendía naranjas,
mandarinas. Había entrado la alegría a su alma: estaba enamorado. De su mente
amiga en ningún momento se apartaba la tierna imagen de aquella muchacha. Era
hermosa, pues, la vida.
Desde que llegó de Urcos, hace un año, nunca había
pensado en enamorarse. Sólo le había preocupado encontrar un buen trabajo para
juntar dinero y volver algún día a su tierra con cosas lindas para sus
hermanos. Deseó trabajar en alguna casa comercial, pero cuando lo solicitó le
pidieron una serie de papeles que no los poseía. Hubiese trabajado en los
arrozales, pero ya se había completado el personal. La Costa, en verdad, no era
como oyó decir alguna vez, ni como lo había soñado. Pero así son las cosas. Uno
cree que más allá del terruño está el porvenir, la suerte; pero no siempre es
así. Uno cree ser dueño de su vida, de sus aspiraciones y de sus sentimientos,
pero de pronto le asaltan circunstancias inesperadas para las cuales no siempre
está uno preparado.
Ningún domingo dejó Anselmo de ir al Parque de la
ciudad. Iba siempre luciendo su pantalón azul, dominguero, y su camisa verde o
amarilla de paseo. Iba para ver a la elegida de su corazón, y quién sabe, para
solazarse con las flores del jardín del Parque. A veces se quedaba largo rato
contemplando los geranios, imaginándose entre las flores, semejante a su
tierra, corriendo tras las mariposas, espantando avecillas bulliciosas con sus
labios repletos de sonrisas. Allí veía siempre a Adela, aunque no siempre
conversaba con ella. Una vez la vio charlar con un soldado y sintió celos, a
tal extremo de entrevistarse con aquel, quien resultó ser familiar de ella.
Una tarde, la vio acompañada de otras muchachas.
Estaban paseando y paseando alrededor del Parque. Él las observaba desde una
banca solitaria. Cuando el racimo pasaba por su lado, ellas charlaban y
sonreían en torno a él; se sentía feliz: ya todas sabían de su amor. Deseaba
conversar ansiosamente con aquella, pero le era imposible. Esa Tarde la siguió
con sus ojos minuto tras minuto hasta que en un momento las perdió. Corrió
hacia ellas. No les dio alcance. Volteó una esquina, y las vio a distancia.
Corrió hacia allí, pero no las encontró.
Anselmo creyó perdida la oportunidad de conversar con
ellas. Le pesó no haberlas seguido más de cerca. Sin embargo, reaccionando,
pensó: -Por una sola calle se llega a la casa a donde entró la vez primera… Voy
allí-. Y así lo hizo.
La calle estaba desolada. Ningún automóvil la atravesaba.
-En esta esquina la esperaré- pensó. -Y tendré dos cuadras para acompañarla-.
Pasaron pocos minutos, pero para él fueron horas. -Si tuviese bicicleta o carro
ya me la hubiera encontrado- se dijo para sí. Mas no asomaba. Preguntó la hora
a un transeúnte. -Cinco de la tarde- le dijeron. Era casi la misma hora del
domingo pasado cuando con ella conversó. No demoraría. En efecto, al cabo de
unos minutos apareció en la recta. Creció su corazón y empezó a golpearle el
pecho. Se arregló disimuladamente el cuello de su camisa nueva y se decidió
hablarla:
-Buenas tardes, amiguita… Amiguita, buenas tardes.
-Quiero conversar contigo… Estoy enamorado de ti… Eres
liadísima.
Tampoco le contestó nada.
-No seas mala, contéstame… Lo hago con buenas
intenciones, porque quiero casarme contigo.
Y no le dio ninguna respuesta.
Ya casi llegando a la puerta del chalet, Anselmo,
haciendo un ademán de tomarle por los hombros, le dijo:
-Amorcito, quiero conversar contigo… Trabajo en la
Parada.
-¡Quita atrevido! –contestó la muchacha, colocando con
fuerza su brazo derecho en el pecho de Anselmo, aventándolo a la acera.
-¡Qué pasa, allí! –dijo una voz- ¡Pasa, Adela, rápido!
–prosiguió la misma voz, ya imperativa, que salía desde la ventana del segundo
piso del chalet violáceo. Anselmo miró hacia arriba y vio un joven alto de pelo
rubio y ojos azules que le miraba fijamente:
-¡Oye cholito!: ¿Qué quieres con mi cocinera? –le dijo
su interlocutor.
Anselmo, sin contestar nada, se retiró avergonzado,
rápidamente.
-Cholo me ha dicho a mí y cocinera a Adela -iba pensando- y eso es desprecio, creo.
Bueno, pues, algo es algo: la he acompañado.
Una vez que Adela entró en el chalet se dirigió a la
cocina, a sus quehaceres. Y hacia allí llegó el joven rubio, el de la ventana,
quien pasando sus manos duramente por las nalgas voluptuosas de ella, le dijo:
-¡Cuidado Adela, ¿ah? ¡Mucho cuidado con la calle!
Adela quizo darle una bofetada, decirle las mismas
palabras que le dijo una vez a Anselmo, pero no, no podía; aquel era hijo de
sus patrones y no era menester. Además en la escuela, cuando estudiaba, le
habían enseñado que siempre se debe respetar a las personas mayores, a los
patrones, a las autoridades. Bullía, sin embargo, de rabia. Los ojos se le
humedecieron. Todo su porvenir, imaginado, lo vio derrumbarse. Dudó un instante
y le pareció que todo era mentira, sonrió; pero no, no eran ilusiones; era la
pura verdad. Recordó a Anselmo. –Trabajo en la Parada- le había dicho. –Mañana
iré a comprar y lo veré- se dijo. –Seremos amigos-.
Se durmió pensando y pensando en su vida; hizo el
recuento de todo lo que le había sucedido aquel domingo. Y una mezcla de miedo
y humillación se apoderaron de su ánimo.
Adela era muy joven aún y no comprendía bien lo que
era el amor. Dos años había pasado desde que la trajeron de Sapán. Entró a
trabajar como Ama primero, pero por razones de viaje, sus patrones la
despidieron. Anduvo buscando nuevo trabajo una y tres semanas. Al cabo de las
cuales, tanto andar, leyó sobre la puerta grande de aquel chalet que decía:
“Se necesita cocinera con cama
adentro.
Así empezó a trabajar de nuevo, sin pensar que muy
pronto los hombres la requeririan.
-Trabajaré con juicio y volveré algún día a mi tierra
con dinero para mi mamá y ayudarle a criar y educar a mis hermanos menores,
huérfanos –se había dicho siempre.
-Adela, vete al mercado, temprano –le dijo su patrona.
-Bien, Señora –contestó ella.
-Ya sabes lo que vas a comprar… Hoy es lunes.
-Iré a la Parada –pensó-. Puede darse la casualidad de
encontrarme con Anselmo.
-¡Naranjas!, ¡naranjas! ¡Pase por acá! ¡Vea qué dulces
están las naranjas! –decía una voz en el rincón mismo de un gran toldo. Era
Anselmo. Sí, era él.
-Vende naranjas –pensó y se resolvió:
-Joven, por favor, diez naranjas –pidió Adela.
-Encantado, señorita –replicó Anselmo. Pero a la hora
que le colocaba las naranjas en su canastón, un inusitado recuerdo le avisó que
ella era la muchacha que estaba enamorado.
-¿Cuánto es? –preguntó Adela.
Nada –replicó Anselmo, mirándola profundamente
emocionado. Ella tenía los ojos pardos y achinados y sus mejillas eran como el
color de una flor de geranio en primavera.
Ambos se turbaron. Ella no atinó más que seguir
caminando. Él a mirarla. Luego, Anselmo, encargando de inmediato su venta, la
siguió:
-Adela, Adelita, ¿puedo acompañarte?
-¿Y cómo sabe mi nombre? –increpó ella.
-La última vez que te acompañé te llamó por tu nombre
el joven aquel de la ventana. Y desde ese día lo he gravado en mi recuerdo,
porque lindo es tu nombre.
-Gracias –dijo ella. ¿Y como te llamas tú?
-Yo, Anselmo –contestó titubeando.
Caminaron mucho, conversando y conversando… Y faltando
sólo dos cuadras para llegar a casa, Anselmo continuó:
-Bueno, Adelita, perdóname; pero quería decirte que te
quiero. No sé que me pasa, pero lo cierto es que m’enamorao de ti. No sabía
cómo decirte esto, pero m’ he atrevío a decirte. ¿Qué dices, ah?
-Bueno, mira, yo no puedo decirte nada. Además yo me
voy a mi tierra en Setiembre. Faltan sólo siete meses nomá.
Y cansada por el canastón se puso a descansar.
-No, Adelita, mira, yo viviré para ti nomá. Nos
uniremos y trabajaremos juntos. ¿Qué dices, ah?
Adela, tomando nuevamente su canastón, le dijo:
-El próximo domingo conversamos más y allí te digo.
-No seas malita, Adela, ahora mismito, pues, dime. No
seas mala.
-No, el próximo domingo te digo, si quieres, chau,
chau. Ya no me sigas, ¿ah?
Anselmo se detuvo en la esquina. Ella siguió su
marcha. Nunca antes para Anselmo la vida pareció tan bella y jamás se vio tan
satisfecho de sí mismo; pues, tenía ya la esperanza. Esperó que Adela entrara
en el chalet y haciendo un gesto de triunfo corrió por la calle soleada
saltándose a su paso un volkswagen estacionado, cual si fuera un loco… de
ternura…
Llegó el domingo esperado con ansiedad. Anselmo, desde
temprano estaba en el Parque. No se habían citado, pero se suponía que allí se
verían. Y en efecto así fue:
-Adelita, qué has pensao, ¿ah?
-Mira, Adelita, si tu me aceptas, trataré de que seas
feliz, palabra.
Pasearon casi toda la tarde. Él tratando de obtener el
sí. Ella dudando más de una vez. Y llegando ya hasta la esquina del chalet,
ella se detuvo para despedirse.
-Hasta acá nomá me acompañas, ya me voy.
-Bueno, Adelita, dime la verdad, capaz ya no quieres
que venga. ¿Acaso ya tienes enamorado?
Adela se turbó y se quedó en silencio. Asomó a su
mente la imagen inesperada de Juan Carlos, el hijo de sus patrones, quien la
estaba requiriendo e insinuándole el amor más y más.
-No, no tengo –dijo Adela, mirando dulcemente a
Anselmo, casi triste y estática.
Anselmo, no teniendo más palabras, se inclinó
ligeramente hacia ella y besó tiernamente su mejilla.
-Te adoro –le dijo-. Eres mi vida-
-Yo también te quiero –le contestó Adela.
El suave viento se Setiembre paseaba al sol dorando
las paredes y se refractaba, al mismo tiempo, entre los vidrios; y Anselmo,
preso de una alegría infernal se puso a andar. Le había aceptado Adela, no
había duda.
También la orfandad tiene su estación de alegría.
Fueron pasando los días como siempre. Anselmo y Adela
se veían continuamente. Iban al cine de vez en cuando y todo marchaba bien.
Pero un domingo, Adela, llegó tarde a su trabajo y la reprendieron. Ella no
dijo nada. En seguida:
-¡Adela! –le gritó Juan Carlos desde su dormitorio.
-¡Alcánzame la bañera con agua!
Ella le alcanzó de inmediato. Pero antes que saliera
del cuarto, Juan Carlos cerró la puerta y la tomó bruscamente de sus brazos.
-Me gustas –le dijo, susurrándole.
Y se abalanzó sobre ella.
-¡¡Anselmo!!, ¡¡Anselmo!!, ¡¡Anselmo!!! –gritó
fuertemente, Adela, forcejeando en vano. Y sus gritos agudos y penetrantes se
fueron ahogando en los desnudos brazos de Juan Carlos hasta apagarse
definitivamente en el silencio del inmenso Chalet.
El tiempo pasó sin novedad. Adela nunca se atrevió
revelar su problema a Anselmo. Su patrón había abusado de ella sin ninguna
dificultad. Qué lo iba a hacer. Eran su
Patrón, al fin.
Anselmo siguió trabajando normalmente, pero un buen
día llegaron los Policías Municipales a su puesto. Le pidieron su Carné de
Salud, su Libreta Militar y Electoral, pero no tuvo ninguno de estos
documentos.
-Le esperamos una semana –le dijeron-. Si no los tiene
para aquella fecha, dejará de vender.
Y así fue. Anselmo se quedó sin trabajo. Anduvo semana
tras semana buscando un nuevo, pero siempre le respondieron: “No hay, pero
presente solicitud y certificados por si acaso”. Mientras tanto, evitaba verse
con Adela, pues, no quería que ella se pusiera triste, por eso.
Pasaron los meses uno tras otro y Anselmo seguía sin
trabajo. Para pasar los días cargaba bultos y cobraba. Un día compró naranjas
para vender nuevamente, pero vinieron los municipales y le quitaron. Poco le
faltó para llorar de amargura.
-“Cuando tengamos dinero, nos casaremos; viviremos y trabajaremos
juntos” –se habían prometido mutuamente.
Los encuentros ya no tenían el mismo sabor, pero el
amor que Anselmo profesaba a Adela era el mismo. Un domingo que fueron al cine,
Anselmo se atrevió bastante y le toco ligeramente el vientre.
-Estás engordando mucho –le susurró al oído-, pero qué
importa eso, ¿di?
Adela no le contestó nada. Pero al despedirse aquel
día, le saltó el presentimiento de que Anselmo se estuviera dando cuenta de su
embarazo y resolvió no más salir los domingos. Y ¿qué diría la Patrona de su
embarazo? ¿Declararía la verdad? ¿La despedirían? ¿Dónde iría? ¿Cuál sería la
reacción de Anselmo? Éstas y muchas otras preguntas rebullían en su mente. ¿Qué
hacer, pues?...
En vano la esperó los domingos siguientes. Ya no veía
a Adela.
-¿Qué le habrá pasado? –se preguntaba para sí.
Y no habiéndola visto ya ocho domingos consecutivos,
resolvió ir a verla a su trabajo. Tocó el timbre una y otra vez. Al fin salió
una dama de guardapolvo blanco que al parecer trabajaba allí. ¿La habrán reemplazado?
–pensó. Luego, preguntó:
-No, señor. Está en el Hospital –contestó.
-¿Qué? –dijo, y se nubló el alma. Algo grave pasaba.
¿Por qué será?...
Acudió de inmediato al Hospital. Sufrió mucho para
ingresar. Hasta que al fin logro dar con el pabellón donde estaba. Nunca antes
había entrado en un hospital y aquello le parecía otro mundo. Después de hablar
con las enfermeras, penetró en cuarto donde se encontraba Adela. Percibía raras
fragancias en el ambiente. Luego vio entre sábanas blanquísimas a su amor,
pálida y enjuta que dormía apaciblemente.
-Adela, Adela –le susurró-. ¿Qué tienes? Soy Anselmo.
¿Me reconoces?
-¡¡¡Anselmo!!! –prorrumpió Adela, con sus ojos
desorbitados y con un grito agudo y fuerte como salvada de una pesadilla
horrorosa.
-¡¡¡Anselmo!!! –prosiguió y se inundaron sus ojos en
lágrimas.
-Permiso, Señor –dijo una elegante enfermera portando
un niño rubio en sus brazos que lo colocó maternalmente junto a Adela.
Anselmo se quedó mirando, anonadado, aquel cuadro tierno
y sublime: ¿qué había pasado?...
-Señor, ¿Usted es familiar de esta Señora? –inquirió
la enfermera, sacando de su asombro a Anselmo.
-Sí, Señorita –contestó él, inesperadamente.
-Hace una hora más o menos dejaron este papel a la
Señora, tómelo.
Anselmo se dispuso a leerlo:
“Adela, quedas despedida
del trabajo. Tu hijo que has tenido
y que alegabas ser de mi
Juan Carlos es una ofensa a la
dignidad de mi hogar. El
hijo tuyo pertenece a ese tu cholo
Anselmo Mayta. Ya todo
lo hemos averiguado.
Un hormigueo brusco y helado le recorrió desde la
coronilla hasta los pies, y sin decir una sola palabra salió a la velocidad. La
furia invadió todo su ser y la amargura se apoderó de él. A tientas y sin darse
cuenta apareció en la Parada y prestándole a su amigo su puñal se despidió
apresurado.
-¿Dónde vas, Anselmo? ¡Oye! ¿Dónde vas? ¡Dónde vas!
–le gritó su amigo.
-¡A vengarme! –le contestó y desapareció fugazmente…
Anselmo se agazapó en la esquina del chalet violáceo
donde había trabajado Adela.
-Tengo que vengarme… Tengo que hacerlo –pensó
rabiosamente…
Estaba resuelto a dar muerte a Juan Carlos. Sí, él lo
conocía. Era aquel que le había dicho “cholo” una vez. El que le había
arrebatado su amor. El que había arruinado su vida.
No se dio cuenta cuanto tiempo estuvo esperando. Pero
a eso de las cinco de la tarde llegó un carro verde brillante y se detuvo en la
puerta del chalet. Sí, era él. Juan Carlos acababa de llegar. Salió del
vehículo, vestía elegante saco amarillo. Anselmo sin pensarlo dos veces, corrió
hacia él y sin titubear asestó de improviso una y otra vez el puñal en el pecho
níveo de Juan Carlos, en medio de gritos y quejidos.
Anselmo, con sus vestiduras chapoteando de sangre
corrió por la calle en dirección al hospital, seguido por el griterío de
curiosos y pitazos de policías que gritaban a la vez: ¡detente o disparo!,
¡deténgalo! Pero no hacía caso. Los carros se detenían. El tráfico se
interrumpió. Los claxons formaban un coro atronador. La cosa era grave: había
asesinado al hijo de una honorable familia de la ciudad.
Acesando y sudando sangre y furia llegó hasta el
hospital. Quiso entrar a la fuerza, pero lo detuvieron cinco porteros. La
multitud perseguíale furiosa. La intención de él era llegar hasta Adela y darle
la noticia, mas no lo logró. Dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte policías le
fueron tomando paulatinamente. He iban llegando otros más. El público se
amotinaba.
-¡Déjenme entrar! ¡Quiero ver a Adela! ¡¡Déjenme!!
–gritaba Anselmo, preso de un arrebato bestializado y prendido fuertemente de
los hierros de la puerta del nosocomio.
-¡Camine!, ¡¡vamos!!, ¡¡¡camine!!! –le conminaba en
coro la policía.
-¡¡Adela!!, ¡¡¡Adela!!!, ya lo maté a tu patrón! ¡Ya
lo maté y no…!
-¡Plag!, ¡plag!, ¡plag! -los varazos le cortaron
instantáneamente sus palabras.
-¡Camine con nosotros!, ¡plag!, ¡plag!, ¡¡camine con
nosotros!!, ¡plag!, ¡plag!, ¡plag! Los golpes secos de vara fueron cayendo en
su cabeza, en su cuello, en su cuerpo, hasta que se desplomó ahogándose su voz
en el murmullo de la gente y en el griterío de mujeres, claxons y sirenas.
Un sabor salobre, esponjoso y tibio llenó bruscamente
su boca, al mismo tiempo que a empellones y varazos lo introducían en un carro
oscuro, brilloso que partió a velocidad…
-¡¡¡Adelaaa!!!, ¡¡¡Adelaaaaaa!!!,
¡¡¡¡Adelaaaaaaaa!!!!, ¡¡¡¡¡Adelaaaaaaaaaa!!!!!...
Sus ahitas llamadas de locura, ya sólo perceptibles en
su imaginación turbada, se fueron apagando lentamente en la inmensidad de su
tragedia solitaria…
Julio de
1970
Walter Armando Fernández Mundaca
Pedro Verano (centro), Mario Gastelo Mundaca
(izquierda) y Abraham Fernández Mundaca (derecha), en una ocasión deportiva del
Club “San Juan”, Chiclayo, 1961.
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TIEMPO DE OTOÑO
CECILIA GASTELO
Por Mario Gastelo Mundaca
Después que leo un
libro, algo tengo que decir sobre lo leído, como lector del pueblo. Ahora he
repasado dos libros -Poesías y cuentos, Tiempo de otoño-
de Cecilia Gisella Gastelo Ugaz. Ella escribió el primer libro entre los diez y
quince años de edad. Ahora tiene un poco más de treinta años y reaparece con un
segundo libro poético: Tiempo de otoño. Es chiclayana, nace en 1983. Estudió Ingeniería de Sistemas en la
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque. Obtuvo, mientras su
infancia, reconocimientos en el Concurso Literario de Cuento y Poesía
“Lundero”, organizado por el diario “La Industria” de Chiclayo.
A continuación, de
la referida autora presentamos dos poemas, elegidos por quien escribe este
comentario.
MUERTE SIN PAZ
Siguen llorando los muertos,
por la vida ruegan,
destrozando su cuerpo,
en partes sin dolor.
Entregan su alma,
para comenzar su muerte,
pero ya no pueden seguir ocultando
que desean vivir,
y lloran y lloran
día tras día,
rogando a la vida
que les devuelva su libertad.
(Edad: 10 años)
CECILIA GASTELO UGAZ
(Poema de POESÍAS Y CUENTOS)
ELLA
A mi madre
Veo cómo se
apaga la estela de su juventud,
esa juventud que me albergó un día,
un día que
soñó ser feliz.
Sus ojos, ya
cansados,
se adornan
de sonrisas leves
que reflejan
su extenso andar,
ese andar
que ha dejado para mí,
para siempre recordar.
Su cuerpo se
encorva y se vuelve frágil
(se adelgaza
el velo que lo cubre…),
y parece
ella, la que siempre ocultó:
mi madre
buena.
No me canso
de mirarla en su eterno reposar:
cansada…
cansada está.
Y sé que he
de llorar…
cuando la
estrella de su mirada se apague.
cuando su
voz no la escuche más,
cuando no
diga mi nombre una tarde,
cuando su
mano quede quieta sin rezar…
Cuando la
seda blanca que adorna
sus buenos
años (que yo vi pasar)
desaparezca
para siempre en plena sombra
…sabré que
sin ella me he quedado ya.
CECILIA GASTELO UGAZ
(Poema de TIEMPO DE OTOÑO)
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OFRENDA CHOTANA
1070 Y 1 décimas bajo
el cielo provincial,
de
Walter Gastelo Gastelo.
Este libro se compone de crónicas
elegantes porque están escritas en décimas. El tema principal es el culto de la
Iglesia católica, respecto a festividades patronales en los diecinueve
distritos de la provincia de Chota. La Iglesia y la creencia de los cristianos
católicos fueron traídas al Perú por los conquistadores españoles. Desde
entonces acá, la religión ha calado muy hondo entre los pueblos andinos, al
extremo que borró valiosos mitos y leyendas prehispánicos. Y, por el carácter oficial
que hoy tiene la Iglesia católica, limita hasta cierto punto la libertad de
conciencia y de religión consagrada en el numeral 3 del artículo 2º de la Constitución Política
del Perú.
Pero las cosas cambian con los siglos y el
proceso histórico. Siendo así, Ofrenda
chotana de Walter Gastelo Gastelo llegará a ser, en toda la provincia, el
resumen testimonial de lo que fue: la fe y acción de los cristianos católicos durante nuestro
tiempo.
MARIO GASTELO MUNDACA
Año 2015
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LA CIUDAD ENREJADA DE ALICIA SACO
La ciudad enrejada, novela escrita por Alicia Saco, trasunta
la vida cotidiana de Clemencia, una dama limeña, de clase media, en la segunda
mitad del siglo XX y la primera del siguiente. La escritora al novelar une la
concepción que tiene de la referida época y el conjunto de circunstancias alrededor
de su protagonista.
El título de la novela implica, desde
luego, un significado urbano y propio del
momento histórico aciago en que se hallaba el Perú. Ciudad enrejada, según la
autora: “donde los ladrones andan libres y la gente decente tras rejas”.
Especial es la
vicisitud de Clemencia, la protagonista. Vive sin aprietos económicos, pero frente
a dificultades de carácter social, político y de otra índole. Cada dificultad
superada le deja una experiencia útil para los sucesores y digna de ser contada
según los preceptos de la literatura.
Alicia Saco, sobre
el pedestal de una vida que parece fruto de la experiencia, pero no es sino de la
irreal Clemencia, aplica el arte literario y eleva a su principal personaje al punto de lo
extra o novelesco. “El arte demuestra que lo ordinario es extraordinario”,
afirmaba el pintor francés Amédée Ozenfant.
Finalizo esta glosa trayendo a la memoria
algo muy grato. Hacia 1974 tuve la suerte de trabajar con Alicia Saco en el
Ministerio de Educación (Lima). Parafraseo a lo que ella misma dice en su novela,
“tenía un aire espiritual tanto por su manera de ser como por su delgadez”. Vaya
una foto ilustrativa:
De izquierda a derecha, el poeta
piurano Alberto Alarcón, Mario Gastelo Mundaca y, medio paso adelante, Alicia
Saco. A la derecha y el fondo, el grupo de colegas iqueños.
MARIO GASTELO MUNDACA
Año 2014
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LA
LIRICA DE JAVIER VILLEGAS
Por: Mario Gastelo
Mundaca
JAVIER VILLEGAS FERNÁNDEZ, distinguido
poeta, narrador y maestro; natural de Chota y residente en Lambayeque; autor de
El
amor es más…, Trasgresor de sombras, Anochéceme… amanéceme, entre otras
obras literarias. Cultiva en su poesía el género lírico, el de la belleza
subjetiva.
El tema primordial, en las tres obras
mencionadas, es el canto a la hermosura física y moral de una mujer. En algunos
poemas se trasluce el apetito carnal y el amor sensual, o sea, la esencia
masculina. Sus versos son cual feromonas del varón que afectan el cerebro de
las mujeres y activan el sistema reproductivo. Pero eso, no es toda su poesía
en relación con la mujer; tiene un horizonte más amplio y refinado. La mujer,
para él, ha devenido en un mundo encantador, adorable; al extremo que, verla y
tocarla es el éxito feliz del varón.
Con el tema del amor idílico, estimo que
Javier Villegas ha encontrado un panorama de varios colores cálidos para
explayar su lira poética hacia el buen lejos, donde lo espera la mujer núbil y enamorada.
De modo, pues, que el tema aparece inagotable y el poeta escribe sin cesar.
Una singular belleza encierran las
composiciones del poeta en referencia. Generalmente, son breves, tiernas,
galantes y bucólicas; vale decir, madrigales y églogas. A más de esto, abundan
en metáforas.
Ilustran el comentario, los siguientes
poemas de Javier Villegas.
AL VERTE
Al
verte siento que te toco,
con
mis ojos, con mi respiración,
con
mi tacto, imagino
que
creces en mis manos.
Al
verte memorizo tus ojos,
tu
sonrisa y tus labios,
aquilato
tu voz en mis recuerdos,
dulce
paloma de mis sueños,
empedernida
luz de mis senderos.
Cada
vez que te miro,
adivino
el fondo de ti
imagino
tus caminos,
tus
huellas viajando en los destinos
y
a ti cantando en la llovizna,
para
humedecer mi corazón
que
ya te grita, te palpita y te enciende,
en
la soledad y en los tumultos,
en
ese estar y serlo todo,
todo
contigo y sin ti,
con
tu cuerpo y sus moradas,
con
tu voz y tus ondulaciones,
de
espiga y ola iluminada.
Al
verte siento que tú viajas,
en
la luz, en el viento, en mis sueños,
al
verte me apropio de ti y de tus ojos,
te
guardo en las constelaciones,
en
mi silencio te proclamo
como
dadora de aromas a mis labios,
como
eterna luz en mis dominios.
JAVIER
VILLEGAS
(Del
poemario: El amor es más…)
ENREDÉMONOS
Levanta
el follaje de tu cuerpo,
sitúalo
paralelo a mis suspiros,
no
temas, vierte tus raíces,
enredémonos
el uno al otro,
cubriendo
nuestros cuerpos de destellos.
JAVIER
VILLEGAS
(Del
poemario: Amanéceme… anochéceme)
DEJA QUE MIS
PALABRAS…
Deja
que mis palabras te toquen.
Déjalas
caer como la lluvia
sobre
tu cuerpo de nieve.
Déjalas
escribir en tus labios mi nombre.
Míralas,
examínalas, cúbrelas del olvido.
Reivindícalas
con tus propios sonidos.
Colócalas
en el centro de tu corazón.
Préndeles
fuego hasta que chillen,
hasta
que ardan. Allí, yo estaré ardiendo.
JAVIER
VILLEGAS
(Del
poemario: Amanéceme… anochéceme)
Marzo de 2014
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CÉSAR
MEJÍA LOZANO, BAMBAMARCA
(Comentario de Mario
Gastelo Mundaca)
El conocido poeta y maestro don CÉSAR MEJÍA LOZANO, natural del
distrito de Bambamarca (Hualgayoc-Cajamarca), distrito rodeado de minas que le
contaminan el ambiente y causan daño a la vida. Mediante uno de sus libros de
poemas, DETRÁS DEL ESPEJO ROTO, podemos entender por qué Bambamarca
está así. Del referido poemario, he aquí dos ilustrativos poemas:
ESE MONSTRUO QUE DEVORA LOS CERROS
Ese
monstruo que devora los cerros
y
vomita miseria
es
el mismo que avinagra la tarde azul de mi pueblo.
Ese
monstruo devoró los árboles,
los
ríos y los hombres
ha
cubierto de odio los senderos de la puna.
Ese
monstruo que devora los cerros
y
transpira cianuro
tiene
el poder de convertir el oro en excremento.
Se
desplaza torpemente asesinando el paisaje
llenando
de llagas el cuerpo de la tierra
abriendo
heridas profundas en la epidermis del futuro.
Ese
monstruo que devora los cerros
y
defeca pobreza
pisotea
la dignidad con sus patas de estiércol.
Se
regocija perforando el cielo iluminado de mi patria,
sepultando
de relaves el corazón de la cordillera
haciendo
añicos los espejos azules de la jalca.
Pero
ese monstruo que devora los cerros
no
es invencible y ha de caer, inevitablemente,
víctima
de su propio veneno.
DE TRISTEZA MUEREN LOS ÁRBOLES
Un
árbol ha crecido
sobre
la nostalgia de la tierra
desparrama
su tristeza
en mi ventana.
-Hasta aquí he llegado, carpintero
–sonríe.
La
lluvia cubre
su
adolorido corazón
de solitario ser.
-Hasta aquí he llegado, carpintero
–insiste.
Lluvia
ácida, smog e indiferencia
han agotado su corazón
de hombre libre.
-Hasta aquí he llegado, carpintero
–agoniza.
La
pradera es una viuda
que retiene el llanto
de la tarde.
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COMENTARIO
MANUAL DE LITERATURA CHOTANA, un libro que no solo el chotano
debe leer sino todo lector, porque la literatura es localista y universal. Chota, una provincia fecunda en autores
literarios, sin duda alguna.
Pero este Manual
dimana de la idoneidad del autor, José López Coronado, quien con mucho esfuerzo
ha logrado recopilar, compendiar e interpretar la literatura chotana de ayer y
hoy. Tan así es que dicho libro resulta ser, en su índole, el florilegio más
contemporáneo de Chota.
Mario Gastelo Mundaca
Setiembre 2013
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COMENTARIO SOBRE LA
OBRA
EN SALSA ROSA
Por Mario Gastelo Mundaca
Con pocas palabras
turban al lector, los relatos En salsa
rosa, de José López Coronado. Libro breve, pero muy sustancioso. Algo así,
como la sustancia de los vegetales alimenticios, que nos da energía y buen
carácter.
Dicho de otro
modo, los microrrelatos que conforman la obra han sido escritos, generalmente,
sobre el pedestal de la cultura popular chotana. Mediante el ingenio refinado del
autor, devienen ellos en pequeños cuentos divertidos, chascarrillos andinos.
Podemos colegir
que este género literario ya tiene raíces y frutos en Chota misma. Acompañando
a José López Coronado, están presentes, entre otros escritores: Rosa Zoila
Silva Latorre, su libro Cuentero
empedernido; Carlos Alberto Vigil Vásquez, su libro Relatos del Ñajañaja.
En concepto de
complementar este peregrino comentario, transcribo un texto de En salsa rosa:
CANCIÓN
Bebíamos en su
misma cantina desde la mañana y alguien le hizo la pregunta indiscreta, justo
cuando estaba bailando con su esposa y en el momento en que el reloj de la
pared daba las 10 de la noche.
-José Luis, ¿cuál
de las últimas canciones te gusta más: “Paloma
del alma mía” o “Paloma ajena”?
-La última…
Después se dio
cuenta de que bailaba solo. Ahora duerme, recostado sobre la mesa. Y nosotros
queriendo adivinar lo que soñaba, lo despertamos.
-Pero, es cierto
pues, me gusta “Paloma ajena”, la de
Armonía 10.
(Febrero de 2013)
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MI CIBERCABAÑA ES UN NIDO
SIDERAL
VÍCTOR DÍAZ MONGE
Por: Mario Gastelo Mundaca
Víctor Díaz Monge, nació el 24 de julio de 1943 en la ciudad de Ferreñafe, Lambayeque-Perú. Licenciado en Biología y Química. Autor literario, premiado en varios certámenes.
Su producción científico-literaria es amplia en poesía, cuento, novela y ensayo. Asumir el saber contemporáneo sobre la base de las ciencias naturales y las ciencias sociales en especial, implica un desafío para el escritor, porque sin asumirlo estaría divagando en el pasado y las tinieblas, muy lejos.
De su poesía ordenada han resultado siete volúmenes: Antorchas de los gigantes de fuego; Tras mi sonaja, los colores del hambre; Rebelión de las voces sin eco; Madre, supremo crisol de la vida; Poesía, flora y fauna pintorescas; Floremí, felices para siempre; Mi cibercabaña es un nido sideral.
Acerca de este último volumen de poesía, al que me limito referir por ahora, no en calidad de versado en literatura, sino como un lector del pueblo. MI CIBERCABAÑA ES UN NIDO SIDERAL contiene 693 poesías ciberfácticas del ecosistema, ordenadas en cinco capítulos: Gorjeos azules; La lluvia, tip, tap, tip, tap; La palabra del átomo; Ciencia poética y sus olímpicas piruetas; Materia es una metáfora social.
Este conjunto de flores unidas en una rama, aparentemente se halla escrito con palabras técnicas que solo los instruidos en Biología, Física y Química entienden. Mas no es así. Todos podemos entenderlo por obra y gracia de nuestra cultura general. Los términos que usa el poeta Víctor Díaz Monge traspasan los límites de lo común, poética forma de poner a la vista lo real de la naturaleza y el ser humano en sociedad. La verdad objetiva, expresada de tal manera, es básica también para los niños, puesto que ellos están iniciándose en el entendimiento dialéctico del mundo y la sociedad.
Cuando leo sin captar lo que leo, me queda una triste sensación de ignorancia. Esto no ocurre al leer las poesías de Mi Cibercabaña es un Nido Sideral: comprendo lo leído, apoyado en mi conocimiento elemental de ciencias naturales. De modo paradójico, resulta muy probable que las poesías en referencia se adecuen y enriquezcan a la enseñanza avanzada de Biología, Física y Química.
Por expresarse con facilidad y gracia, el poeta recurre a la adjetivación, o sea, da al sustantivo valor y significación de adjetivo. Al respecto, he aquí algunos versos extraídos del florilegio materia de este comentario: “Hay miseria en casas tugurio”. “…del genio la memoria flor”. “…murmuran idiomas voces”. “Con la chispa pedernal”.
Finalmente, para mostrar el estilo -peculiar y privativo- de Víctor Díaz Monge, transcribo -de su obra poética global- las poesías que siguen:
EL GUACAMAYO
Alucinante pishgo guacamayo
rayo que florece
sobre una rama,
revuela alegre y bravío.
Tu cantar es el mío
rosa e ilusión
con el gorjeo musical
de tus silvestres arpegios.
El guacamayo
providencial,
rocío de mayo
iris tropical.
EL ABUELO
Y yo nací
como el colibrí,
como el colibrí,
para desplegar
poco a poco las alas
de intrépidas ideas.
Y yo labré
la dulce tierra,
la dulce tierra
y pensé
más allá del cielo.
Ahora, soy abuelo,
yo respiro,
yo respiro
los aires
de los caminos
que no volveré
a transitar.
Mas yo volveré
como el amor
en el Sol y su amada flor
sobre dosalbo corcel.
QUÍMICA DEL AMOR
En plenilunio azafrán
la feromona sexual
atrae como un imán
a la aguja todo amor.
La mariposa química
es aroma transparente,
y va en alas de la brisa
avivando a Eros de chiva.
-Ya, ya -el olfato, responde…
-¡Oh, qué viva la química
de encanto libidinal!
Y la ola es brava o rítmica.
LAS MANOS DEL SOL
Los rayos del sol son mágicas manos.
Y el latido revolucionario de su corazón
va en búsqueda del otro lado de la Tierra.
Abre la ventana. Y la revolución
de la vida estalla, se renueva.
Motivado el vientre de la tierra
despiertan las semillas exhalando sus perfumes.
Al nacer la vida, grita su libertad.
La vida se mueve, armoniosa,
a veces insurrecta y cambia la maldad…
Las manitas del sol abrigan las semillas.
Las semillas sacan sus cabezas,
se estiran y abren sus verdes brazos.
Chiclayo, noviembre de 2012
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ENSAYO LITERARIO DE
SEGUNDO SÁNCHEZ DELGADO
Por: Víctor Díaz Monge
PENSAMIENTO POÉTICO LAMBAYECANO
(Ensayo, año 1981, Chiclayo-Perú)
Esta novedad es un producto de crítica literaria, importante, pionera y única, publicada hasta hoy en nuestro ambiente lambayecano que nos entregó Segundo Leoncio Sánchez Delgado. Allí expone un análisis en los aspectos relacionados con ciertas ideas en el tiempo-espacio y en la sociedad (ideas, métodos, premisas, hipótesis). En el cual trata los temas, tales como:
Entre otros asuntos propone: “Sobre la concepción del arte existen dos tendencias bien definidas. Por un lado se sostiene que el hombre transforma al mundo y se transforma así mismo en el algo mejor, y, por otro lado, persiste la idea de que artista es artista cuando se retira a un refugio privado de belleza pura, lejos del mundo de horror y de dolor, de expectativa y desesperación. A continuación, reafirma. El realismo social-estético por un lado y el abstraccionismo estético por otro. No olvidemos que el realismo y abstraccionismo son dos modos distintos de concebir la forma y la sustantiva expresión artística”. Pues desde este conflicto de tendencias parte el análisis crítico sustentado por Pensamiento poético lambayecano.
2. LOS MOTIVOS ESTÉTICOS LAMBAYECANOS
Nuestra naturaleza y sociedad ancestral nos prodiga de una gama inconmensurable de entidades, elementos o motivos estéticos. Personajes legendarios, mitologías, flora y fauna del mar y de la costa y sierra (Incawashi y Kañaris), platos alimenticios, bebidas y jaranas, apellidos y nombres indígenas, mestizos y extranjeros, y los problemas agropecuarios y sociales que aquejan al pueblo lambayecano.
3. CONCEPCIONES EN LA POESÍA LAMBAYECANA
Considera:
3.1. Abstraccionismo esteticista o arte por el arte:
Hace un estudio de la obra de Arturo Schult y Saco, Juan José Lora, José Eufemio Lora y Lora, Manuel C. Bonilla, etc. Luego, nos dice: “Las características de la creación poética burguesa es considerar el arte por encima de los problemas sociales y humanos. Según esta concepción, el arte poético trasciende a la capacidad humana y que sólo algunas personas tienen el privilegio de poseer la cualidad de crear poesía.
El crítico formalista y nada más que formalista argumenta que la poesía tiene que ser cosmovisionaria, universal y desprovista de ideologías políticas, porque de ser así, pierde su esencia estética. Este crítico cultiva y defiende la poesía deshumanizada, alejada del hombre con todos sus problemas.
3.2. Esteticismo social o realismo social:
En esta parcela literaria, clama voz en alto y se pregunta, un escritor: “O está dentro de la burguesía reaccionaria o está dentro de las masas populares; de esta manera sus ideas políticas, morales o religiosas se integran en su obra y corresponderán a las clases explotadoras o a las clases explotadas”. Entre los más representativos: Walter Fernández Mundaca, Ricardo Rivas Martino, Andrés Díaz Núñez, Jorge Chávez Marrufo.
Finalmente, concluye, El ensayista: “Desde nuestra orilla creemos que la literatura tiene como función fundamental reflejar y orientar la vida. En este sentido encontramos diferencias sustanciales entre el bloque poético abstraccionista y el realismo social literario. En el primero surge la naturaleza como progenitora de una belleza inalcanzable por el hombre; mientras que en segundo bloque los poemas afloran como consecuencia y respuesta a una realidad social lacerante, la demagogia política, la miseria, la corrupción, la discriminación, en fin el drama humano en sus diversas manifestaciones. El lenguaje es menos sofisticado, más directo y sencillo, más cercano al hombre”.
“El arte por el arte renuncia a la reproducción de imágenes típicas y es evasivo. Sus personajes son mayormente los criminales que van a ser sancionados y recuperados por la justicia del mismo sistema capitalista burgués. El Abstraccionismo hace gala de tecnicismos y eruditismos, preocupándose cómo decir las cosas, pero desinteresándose por el qué decir de las cosas”.
LA CREACIÓN POÉTICA GRUPAL LAMBAYECANA
En cuanto a la crítica acuciosa que despliega en los Ensayos mencionados, el investigador, es muy claro y explica: “Para aproximarnos a la realidad del hecho literario no podemos alejarnos del conocimiento de las modalidades de producción literaria, de los conocimientos socio-económicos, de las ideas vigentes en determinado memento histórico, del mercado de consumo en la literatura y por fin no dejaremos de lado los criterios del autor al crear su obra... La obra tenemos que valorarla por su contenido, su forma y por el rol histórico que desempeña en un momento dado”.
En este Ensayo: La creación poética grupal lambayecana, el autor dice: “Nos ocuparemos en forma panorámica, general y brevemente sobre los grupos literarios más vistos en el ámbito cultural lambayecano...” Y como en todas sus obras son plenas de originalidad, las estudia del siguiente modo:
Es el más antiguo y nace el 08-05.1972, asimismo con esa misma fecha edita la revista literaria ‘PIRCA’. Es el primero, de los que tienen vigencia, en surgir como grupo que cuestiona la realidad cultural burguesa lambayecana. Entre sus miembros contaba con poetas, narradores, ensayistas, críticos y profesionales que han alcanzado prestigio en el campo literario. Entre otros: Guely E. Contreras Idrogo, Fredesvindo Díaz Rocha, Donald Sánchez Bonifaz, José Luís Chimoy Effio, Mario Gastelo Mundaca, Ricardo Arancibia Duque, Andrés Díaz Núñez, Rully Falla Failoc, Segundo G. Asencio Boñón, Segundo L. Sánchez Delgado, Francisco vizconde meléndez, Luis Fernando Cañola Camacho.
2. CANTO GENERAL (Taller de Arte y Literatura).
Fundado el año 1979. Tenía como vocero a la Revista Canto General. Para el tratadista literario, Segundo Sánchez Delgado: “Todos sus miembros se identifican con las luchas sociales y abogan por un nuevo orden de vida. Agrupa a: Nicolás Guerrero Zapata, Orfelinda Coronel, Moisés Espinoza Gálvez, José Pereyra Abanto, Mario Camino Calderón, Juan Sánchez Pacheco.
3. ASOCIACIÓN DE ESCRITORES LAMBAYECANOS (ADEL)
“Sus miembros son jóvenes poetas que mayormente no cuestionan toda una realidad”. Así, como: Guillermo Ortiz Suárez, Carlos Ramírez Soto, Carlos Bancayán Llontop, Larcery Díaz Suárez, Jorge Effio Córdova, Segundo Arturo Rodríguez Serquén.
4. ALMA MATINAL
“Grupo literario que surge como uno de los más combativos”. Es fundado en 1979. Entre sus miembros tenemos a: Edilberto Angulo Florián, Néstor Alipio Tenorio Requejo, Carlos Alberto Horna Santa Cruz, Homero Hoyarce Escuadra, Ricardo Rivas Martino, Walter Cholón Gasco, Fernando Alvarado Palomino y César Llovera Flores.
5. UNIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS LAMBAYECANOS (UNEAL).
“Máximo organismo representativo de los escritores y artistas lambayecanos. La UNEAL agrupa a todos los creadores de literatura organizados en círculos individuales constituyéndose en un frente único”. El primer presidente fue Néstor Tenorio, luego Carlos Alberto Horna Santa Cruz, José Chimoy Effio y, como último, a su representante fundador -con quien desapareció lamentablemente dicha Institución.
6. GRUPO SUAL: Surgimiento artístico literario:
“...en dos años de vida institucional han demostrado su posición como posición concreta a la poesía tradicional”. La integran: Celestino Sánchez, Wilfredo Rufasto, Máximo Sánchez, Sebastián Bonilla, José Ortiz, Víctor Sánchez, Leonardo Santa Cruz, Wilder González, Héctor Tirado.
Chiclayo, abril de 2010
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MAX DEXTRE
Nació en Lima el 13 de abril de 1936 y murió el 28 de marzo de 1998. Pasó gran parte de su vida en Chiclayo y Lambayeque. Fue poeta, periodista cultural y conferencista. Su obra poética: La Nave de Orión.
Vertimos en seguida un modelo de sus composiciones:
A MI MADRE LE DECIAN LOCA
A mi Madre le decían loca, pero no era loca, era profesora.
Hablaba diferente. Decía: "Los ojos sirven para escuchar".
Yo tenía diez años de edad. Un niño no comprende el lenguaje vertical y pensaba que quizá mi madre era loca. Cierta vez me armé de valor y le pregunté: ¿Con qué miramos? Mi madre me respondió: "Con el corazón".
Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba: "Hoy me he puesto mi vestido de veinte años". Yo sabía que no tenía veinte años y la miraba, nada más. ¿Qué puede hacer un niño, sino escuchar?
Si mi madre estaba triste decía estar vestida de niebla. "Hoy tengo ochenta años" -dijo-, cuando desaprobé un curso. Al fin pude terminar la educación primaria. El día de la clausura llegó tarde. Se disculpó diciendo: "Hijito, me demoré porque estuve buscando mi vestido de Primera Comunión, ¿No ves mi vestido de Primera Comunión?". Miré a mi madre y no estaba vestida de Primera Comunión.
Después tuvo ese accidente fatal. Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo: "No tengas pena, la muerte no es para siempre". Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla. Si uno muere es para siempre. Era niño y no entendía sus palabras. Ahora tengo cincuenta años y recién comprendo sus enseñanzas.
Sí, Madre. Podemos tener veinte años y al día siguiente ochenta. Todo depende de nuestro estado de ánimo. Los ojos sirven para escuchar porque debemos mirar con atención a quien nos habla.
Para conocer la realidad esencial de una persona, tenemos que mirarla con el corazón. La muerte no es para siempre, sólo muere lo que se olvida y a mi madre la recuerdo porque la quiero. Ahora -en sueños platicamos- nos reímos de su método de enseñanza.
Aprendí a mirar con el corazón.
Una noche me dijo: "He notado que te molestas si tus amigos te dicen loco y eso no está bien. Es natural que el hijo de una loca sea loco". Entonces -por primera vez- repliqué a mi madre y le dije: "Madre, te equivocas, no siempre el hijo de una loca tiene que ser loco; a veces es poeta".
Por eso puedo decir con orgullo: "A mi madre le decían loca, pero no era loca, era profesora. Me enseñó a descubrir la vida después de la muerte".
Max Dextre
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LA POESÍA CLASISTA / JULIO CARMONA
LIBRO MAGNÍFICO
LA POESÍA CLASISTA. Poesía y lucha de clases en el Perú contemporáneo (publicado, noviembre, 2011. Grupo Editorial Arteidea), es un libro magnífico -el cual todos debemos leer y difundirlo-, escrito por un lambayecano, JULIO CARMONA.
En 1974 leí la obra de crítica literaria, ARTE, IDEOLOGÍA Y SOCIEDAD, del argentino Ariel Bignami. De allí acá –con honestidad lo digo-, no había leído otro libro latinoamericano de esta índole y de gran coherencia dialéctica. Pero hace unos meses que, por cortesía del autor, obtuve LA POESÍA CLASISTA. Poesía y lucha de clases en el Perú contemporáneo.
La sabiduría que Julio Carmona expone en su obra, rebasa de la crítica literaria hacia los campos sociológico, filosófico, histórico, entre otros. Bajo su bolígrafo dialéctico desfilan muchos y diversos intelectuales del mundo en general y del Perú en particular. Los poetas clasistas peruanos se ordenan desde Juan del Valle y Caviedes hasta José María Gahona, no sin antes mencionar a la literatura antigua, prehispánica.
“Es menester”, dice JC, “indicar que la idea planteada en este trabajo: la relación que existe entre poesía y clases sociales, en el Perú se ha dado desde sus orígenes. Y, en tal medida, hay que remontarse hasta la poesía quechua del período de la autonomía o de la sociedad prehispánica”.
Pues el libro en comentario, no solo nos ilustra sino es indispensable para la formación de la conciencia, especialmente, proletaria. El poeta debe saber: por qué las cosas son así y qué quiere conseguir con su poema…
MARIO GASTELO MUNDACA
Chiclayo, junio, 2012
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AL PIE DE LA LUNA / PEDRO MANAY SÁENZ
“Solo para lectores románticos”, advierte PEDRO MANAY SÁENZ, autor de AL PIE DE LA LUNA. No Soy lector romántico, pero rompiendo esta valla he leído todos los cuentos de la obra, atraído por las historias idílicas cuyo escenario lo embellece la Luna. También son dignas de aplauso las sutiles reflexiones que matizan el contexto de cada relato.
Se antepone a esta glosa peregrina la portada del libro referido.
Chiclayo, marzo de 2012
Mario Gastelo Mundaca
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COMO UN INCARIO DE AYER / P. Esteban Peña, OAR
Por: Mario Gastelo Mundaca
Entre octubre y noviembre del 2010, en la ciudad de Chota, se realizó el III Encuentrode Escritores Chotanos, al que asistí como invitado. Lo mejor que he traído de Chota a Chiclayo son más de diez libros, entre ellos los poemarios COMO UN INCARIO DE AYER y ESPIRITUAL GOZO DE VIDA, cuyo autor es el sacerdote, poeta y pintor español Esteban Peña Sainz, tuvo veinte años de estadía intensa en el Perú.
La edición especial de estos libros (Ediciones Wayrak Chota, 2009) ha estado a cargo de José López Coronado, quien considera a ESTEBAN PEÑA, por sus chotanísimos poemas, “un poeta chotano que nació en España” (1935-2003). “Su poesía es a la vez localista y moderna, de gran sensibilidad y profunda cercanía con el hombre y el paisaje de la Sierra peruana”. Rebate sutilmente a la tristeza andina.
He aquí, a manera de ilustración, tres poemas del libro Un Incario de Ayer. No sin antes decir que el tercer poema, "Licupís Arriba", trata expresa y claramente de mi terruño. ¡Gracias, poeta Esteban Peña, por ello!
CUADRO SIN ARCO IRIS
Turquesa, verde conga,
te ofendió el aguacero
con su erizada fuerza
de tempestad y rayos.
No protestó la piedra,
se calcinó el follaje
del fragante eucalipto.
Ahora, ¿quién cuidará del tordo
que sedaba en la rama
su nido frente al cierzo?
Turqueza, verde conga,
víctima del invierno,
renacerá tu encanto.
Turquesa, verde conga,
herida permaneces.
ARISCA
Amada libertad, ven a los pobres…
Los huairas
hemos hecho tu rostro,
un retrato de arcilla por si vienes.
Libres seríamos…
¡Ven, rompe cadenas!
Hemos
hecho un retrato
de arrugas. Nuestras manos
culpables. Nuestras manos
encogidas tras hondas
inflexiones. Nuestras huellas
arañan espigas,
nuestra carne reseca
como el pasto
infernal de la sequía,
enflaquecida espera.
Ven, urge el sollozo…
Ven hermosa ñusta,
en el sueño siquiera te alcanzamos.
Hemos
hecho tu rostro
de arcilla y extraño se nos quiebra.
LICUPÍS ARRIBA
Caballos y lagunas.
¿No conoces el paisaje
expectante de las jalcas?
Cumbres en soledad roqueña
hacia la tarde. Acero dulces
es perfume de yerbas.
¿Qué tensión se esmalta quieta?
Caballos y lagunas. Circundante
el silencio descubre Miracosta.
Trisca el paso rocoso
entre zarcillas. Licupís
más abajo se altera:
verdes, sí, de San Juan arcilloso,
y arbusto de San Antonio, pétreamente
musgoso. Chaqchay
de atormentada firmeza.
Lejos
Llama en la niebla
se arropa borrascosamente
en blancos. ¡Ay, la cordillera!
Lejos, deslumbra en la costa
inolvidable el Pacífico.
Capital de distrito de San Juan de Licupís
Marzo de 2011
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CUENTERO EMPEDERNIDO / ROSA ZOILA SILVA LATORRE
Por: Mario Gastelo Mundaca
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Rosa Silva Latorre |
Acabo de leer Cuentero Empedernido (Edición 2010), de Rosa Zoila Silva Latorre (nacida en Chetilla, Chota). Y paso a pergeñar algo sobre la sensación que me deja el libro. Mas no lo hago en calidad de crítico literario, sino de un lector del pueblo.
Los cuentos o relatos breves que comprende la obra son un reflejo artístico del alma colectiva y viviente en el campesino de Chota amplia. Escribir un relato como lo hace la autora de Cuentero Empedernido, implica ir más allá del acontecer diario y volver para contarlo, darle mayor significado a la vida, avalorar y hacer cosmopolita lo recóndito andino.
Adornamos esta nota, transcribiendo de la referida obra el siguiente cuento:
LA TIENDA DE LOS FIADOS
Desde que mi cholo Petronilo se hizo peón de costa, yo dejé de comprar la mantención para la casa, porque él lo ponía todo. Cada dos meses venía, y avisaba por Radio Chota para que lo esperemos en el pueblo con dos o tres acémilas de carga; lo llenaba a la casa con su arroz, azúcar, fideo, hasta jabón y fósforos traía.
Cuando murió su mamá, me dijo: vendaste papacito el terreno y compremos una casa en Chota, para que no sufraste solito, trabajando en el campo; así lo hice, y cuando volvió otra vez, se fue dejándome ya en la ciudad. Como siempre, me dejó todo lo necesario para comer, y me aconsejó: búscaste una tienda que venda fiado para que le den sus frutas y sus golosinas, ah, y que no le falte su carne, yo pago cuando vengo.
Tal como me mandó mi hijo me fui por ahí a mirar y entré a la tienda del Patrón Rivera, le conté mis intenciones y le dije, si él podía fiarme.
Me contestó que no tenía todos los productos que yo necesitaba, pero me recomendó un lugar donde nunca faltaba nada.
Anda y anda con mi bordón toda la mañana hasta que por fin llegué a donde me indicó: Que pué ¡me ha mandau al panteón!
Octubre de 2011
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NUEVO LIBRO
DE WALTER
GASTELO
Por: Mario
Gastelo Mundaca
Es un esfuerzo grande escribir y publicar un libro. Pero cuando prevalece
el amor al terruño, se hace lo imposible. Esto ocurre con Walter
Gastelo Gastelo, autor del libro “TALANTE DE MI TIERRA, loando
en décimas y cuartetos”, estampando, en especial, la imagen del
distrito San Juan de Licupís, provincia de Chota. San Juan de Licupís es quizá
el distrito con menor desarrollo urbano y rural que los demás distritos de
Chota. Sin embargo, aquí está Walter Gastelo, loando a su terruño en todo lo
que estima loable: costumbres ancestrales a falta de modernidad, protagonistas
de la historia licupisana, ciudadanos significativos, singularidad de cada
sector poblacional, creaciones artísticas en música y poesía. A manera de
ilustración del contenido poético del libro materia de este comentario,
transcribo dos ejemplos:
LA PECHADA
En mi tierra la
pechada,
se escuchó a
medianoche,
en cuartetos sin
reproche,
cual juventud
inspirada,
convencer su
enamorada,
sonoros versos
cantaron,
en pareja
entonaron,
con guitarra en
madrugada,
por conquistar a
su amada,
¡Llevándola
terminaron!
CENTRO
POBLADO SAN ANTONIO
En terrenos
comunales,
bello paisaje
que atenta,
forma de pueblo
ostenta,
orígenes
ancestrales,
se dan cambios
ambientales,
te hace mostrar
braveza,
pronunciada la
pobreza,
el adobe y
calamina,
en construcción
predomina,
¡Alivio reza que
reza!
Junio de 2011
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